Equilibra la balanza, vete incluyendo los objetos y las perchas que te van apareciendo. Puedes dejarlo cuando quieras, pero el final no llega hasta que no aparece Eolo barbudo y lo convences para que, por fin, te aplaudan.
¡Cuando gire la aguja, estate quieto!
¡Cuando gire la aguja, estate quieto!
Saludos.
José Miguel.
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