"Se le hacía extremadamente tortuoso seguir recorriendo la Vía desde su inicio en el Norte y con sus ya destartaladas sandalias. De allí sólo recordaba ahora el agradable perfume que despedía en su paseo la bella esclava Lyda , que le había sido arrebatada, sin saberlo, por el apuesto Thaumastus.
En la pronunciada pendiente que le llevaba hacia aquellas iluminadas termas, y cuyo olor a aceite humeante ya casi aspiraba, se derrumbó exhausto todo lo largo que era sobre el empedrado. La noche era cerrada y su cuerpo quedó expuesto al frío y a las feroces alimañas.
Despertó en un lecho de agua caliente, olorosa y relajante. Tiberio y Flavia lo habían recogido en su carruaje y lo habían llevado con ellos a las reparadoras aguas termales."
"Microrelato".
Saludos.
José Miguel.
Me gusta. Saludos
ResponderEliminarHola Mara:
ResponderEliminarGracias por opinar.
Saludos.
José Miguel.