Internet de lo auténtico. (?) TELOS vas a perder ! - 117 / 13
(Todos los fragmentos o párrafos están extraídos de: https://telos.fundaciontelefonica.com/) -
"Necesitamos reflexionar para decidir qué Internet queremos y qué yo queremos en ella, para poder seguir compartiendo espacio sin poner en peligro nuestra salud —física y mental—, la de los demás, ni tampoco la autenticidad de nuestras relaciones en la Red."- -
"Desde hace unos años las democracias de todo el mundo trabajan en estrategias más o menos sofisticadas para protegerse contra los peligros de la desinformación, aquella información falsa creada deliberadamente con el propósito de perjudicar a alguien o algo, o de obtener un beneficio, que ha puesto en jaque procesos electorales y, en algunos casos, hasta la propia seguridad de un país. Ayudados por la comunidad científica y por los profesionales de la comunicación y los expertos en seguridad, se han creado las herramientas y los medios para combatir la mentira. Mientras, los ciudadanos, indignados porque nos hemos sentido engañados a través de ese WhatsApp con un súper remedio para protegernos del coronavirus, también hemos contribuido a la industria de la mentira a base de falsear nuestro yo digital- -
Cada vez que abusamos de un retoque en nuestros selfies, adornamos un contenido para captar la atención de otros, o hacemos wardrobing (lucir constantemente en las redes ropa nueva que luego devolvemos) para aparentar un lujo y un lifestyle (estilo de vida) que no se corresponde con la realidad, damos vida a una nueva clase de desinformación: la imagen engañosa, fabricada, de nosotros mismos con el objetivo de alimentar nuestro ego acumulando likes y toda clase de gratificaciones instantáneas. Parece que ha llegado ese mundo fake, lleno de informaciones y personas fake, que vaticinaba el periodista Marc Amorós en 20181. La cuestión es, si no nos gusta que nos mientan, si la desinformación y sus variantes nos parecen deplorables, ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué manipulamos, tergiversamos o adulteramos la información que compartimos sobre nosotros mismos en la Red? Si exigimos autenticidad a los demás y queremos disfrutar de las ventajas de Internet como un entorno en el que confiar en los medios y en los usuarios, tendremos que comenzar por dar ejemplo y no hacer de nuestra propia existencia un hilo continuo más de posverdad.- -
Estos chicos (youtubers, streamers, influencers) de carne y hueso como cualquier individuo, sufren las dolencias propias del exigente mundo conectado: la necesidad de ofrecer entretenimiento perpetuo; “un streaming ininterrumpido de distracciones”, como el politólogo Víctor Lapuente (Lapuente, 2021) lo ha calificado. Lo que les ha deparado problemas relacionados con la salud física y, especialmente, mental: ansiedad, depresión, inseguridad, ataques de pánico, dificultades para andar, miedo, etcétera. Razones de sobra para que estos creadores de contenidos, conscientes de que son referentes para legiones de seguidores, y como buenos prescriptores, conocedores de su influencia, recomienden a sus fans “evitar ser como ellos”.- -
Nos hemos construido una imagen personal –virtual– tan idealizada, que cada vez estamos más distanciados de nosotros mismos.- -
En el año 2019 la red social Instagram tuvo que desactivar los filtros que hacían “cirugía digital” sobre nuestros selfies ante el siguiente fenómeno: las clínicas de estética se llenaban de jóvenes pacientes ávidos de una operación para parecerse a esa imagen que la tecnología proyectaba de ellos.- -
Este es solo uno de los ejemplos de las numerosas decisiones que estamos tomando para responder a las expectativas que creemos que genera nuestra vida digital y que tienen consecuencias –severas en muchos casos– sobre nuestra salud. Y lo hacemos de forma automatizada porque la tecnología y las redes sociales lo favorecen, según el periodista Marc Argemí Ballbé (2019).- -
Este esfuerzo constante por ser quienes no somos refleja la auténtica brecha digital, esa que separa mi yo offline, mi vida real, de mi yo online, una ficción de mí mismo, o lo que podríamos calificar como mi yo posverdadero. Y, como explican Arab y Díez (2015) corremos el riesgo de generar experiencias destructivas, según actuemos.- -
El sociólogo francés François Dubet (2020) habla de las “pasiones tristes” que se desencadenan en Internet: “Las desigualdades se viven con dolor, su multiplicación y su individualización amplían el espacio de las comparaciones y acentúan la tendencia a evaluarse respecto de quienes están más cerca de uno mismo”.- -
El comportamiento fake. Entonces, si las fotografías que publicamos están manipuladas, los escenarios que reflejamos en ellas son de cartón piedra y están multiplicados en otras cuentas en cualquier red social, hemos fingido una sonrisa para enmascarar nuestra tristeza o soledad y hemos escrito un comentario solo para provocar determinadas reacciones –positivas– que nos surtirán de likes –gasolina emocional– por unos instantes, ¿quiénes somos para Internet?- -
Corremos el riesgo de caer, como vaticina Lapuente (2021), en “la frustración eterna del adicto”, adictos a la posverdad que de nosotros mismos hemos construido día a día en nuestras redes sociales.- -
Se entiende que no soy sospechosa de demonizar el invento, ni a sus usuarios, pero, precisamente porque creo en sus posibilidades y quiero seguir beneficiándome de lujos como acceder en un clic a esta revista o, simplemente charlar con un amigo a través de la pantalla, pienso que necesitamos reflexionar para decidir qué Internet queremos y qué yo queremos en ella, para poder seguir compartiendo espacio sin poner en peligro nuestra salud —física y mental—, la de los demás, ni tampoco la autenticidad de nuestras relaciones en la Red."- -
(Todos los fragmentos o párrafos están extraídos de: https://telos.fundaciontelefonica.com/) - -
Saludos. José Miguel Rubio Martínez TICDEPLATA* edublogger. Profesor PT TIC del CRA Vía de la Plata de Extremadura, junto con Castilla y León.
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